Que ironía de la vida, a ti jamás te gusto la gente que fumaba, te molestaba el humo e inclusive te hacia toser, y ahora que me has dejado me he vuelto un fumador, y sabes porqué. Porque tu cuerpo me abraza cuando mantengo el humo del cigarro en mis pulmones, tus labios me besan en cada calada que doy, tu nombre es pronunciado en cada exhalación y tu recuerdo se disipa en el viento, como tu "adiós".
Así como Frida inventare verbos para demostrar mis sentimientos, aunque estos no sean tan bellos como los de ella. Te humo en los días de lluvia, te humo mientras bebo, te humo en silencio y en las noches en vela. Te humo para sacarte de mi sistema, mientras al mismo tiempo te recuerdo.
- Noctámbulo
