viernes, 11 de mayo de 2018

Historias cortas para venas largas - Invisibles

Y ahí me encontraba yo, en el rincón de aquella cantina clásica, entre gente ebria cantando sus problemas. Todos parecían conocerse, las mujeres se acercaban a los hombres pidiéndoles que les invitaran un trago, los hombres se abrazaban con desconocidos cantando canciones de José Alfredo Jiménez, Vicente Fernández, José José y Pedro Infante. El ambiente siempre me parecía agradable, pero por desgracia y como siempre yo solo era un espectador más. Nadie me abrazaba, nadie me pedía tragos, nadie me contaba sus penas, nadie me veía siquiera.
Aunque siendo sincero, eso no solo pasaba en la cantina, sino en todos los lugares a los que fuera. Era un ser invisible, imperceptible, asocial completamente… un cero a la izquierda.
Y en mi cabeza la única pregunta recurrente era, ¿Realmente seré invisible?. Pero la respuesta era evidente. No lo era, simplemente era el tipo de persona que los demás tienden a evitar.Ya sea por qué no visto como ellos, no pienso como ellos, no actuó como ellos, no tengo la personalidad que ellos y no tengo el estatus que ellos tienen.


Así que con el paso del tiempo uno se acostumbra a ser evitado y a tomarle un poco de gustillo a ser solo un espectador. Pero también comienzas a extrañar el calor humano, las pláticas con alguien más y el sentir que estás vivo. Razón por la cuál me embriagaba cada día, buscando caer un día muerto de congestión alcohólica
Por eso, aquella tarde mientras entre tarro y tarro mis lágrimas comenzaban a brotar. Aquella pequeña y delicada voz me alegro el alma cuando me dijo: "Señor, ¿Gusta comprar algún dulce?". Yo la miré sorprendido, y en un arrebato de poder soltar algunas palabras, le pregunté. ”¿Realmente, puedes verme?". Ella me miró un tanto incrédula y con una sonrisa comprensiva y bajando la voz, me dijo. "Claro señor, ¿no sabía usted, que entre Invisibles nos podemos ver?." La niña tomó dos palanquetas de su canasta y mientras dejaba una en mi mesa, me dijo, "esta vez la casa paga, después de todo nadie nos ve"...
Jamás volví a ver a aquella niña, tal vez porque su familia se mudo, tal vez porque ahora ya no tiene que vender dulces, o tal vez… solo tal vez, porque ahora estoy rodeado de algunas personas y ella se volvió invisible ante mis ojos.


- Noctámbulo