lunes, 14 de marzo de 2016

Diario de un Noctámbulo 1- Primera semana


El sábado pasado, cumplí mi primer semana sin poder dormir por las noches. En aquellas horas, en esas taciturnas horas en que el manto de la noche nos cobija. Por alguna razón mi cuerpo no quiere descansar, mi mente se mantiene alerta, como si algo fuera a pasar entre las horas de la noche y la madrugada. Como si esperará a alguien para poder dormir.

Pero ¿Cómo le explicó a mi pobre inocencia que tú no volverás?, ¿Cómo le explicó, que la noche esta hecha para los tristes y que las madrugadas frías están ahí para los solitarios?.

¿Cómo hago entender a mi corazón que el tuyo nos ha dejado?, no puedo. Mi corazón es frágil, ya lo sabes tú. Es un corazón  hecho de cristal, que jamás te escondió nada. Pero tan frágil que un leve golpe lo destroza en cientos de pedazos.

Son las 4:54 de la mañana, mis ojos siguen abiertos, buscando entre las siluetas de la noche una figura que se parezca a ti. Mis oídos siguen buscando la frecuencia de tu voz, y mis manos, tan inquietas abrazan una almohada para tapar el vacío que has dejado. Y pensar qué, anteriormente sobre esta misma cama el silencio estaba prohibido. ¿Y así esperan que crea en el destino?

Mi despertador suena, y el mundo despierta. Yo sin embargo a penas procedo a dormir.